El placer de la buena comida es inherente a Buenos Aires y lo demuestra en la abundancia de restaurantes y el esmero en la elaboración de las mismas. Así mismo, alterna la cocina vernácula e internacional.
Sus restaurantes están nucleados en barrios determinados para este fin: Puerto Madero, que suma al servicio del buen comer un esmerado cuidado estético. San Telmo, que añade la seducción de su estampa colonial. Palermo, con su ambientación posmoderna e intimista y la comida vanguardista. La calle Corrientes con la casi exclusividad de la pizza en todas sus variantes.