De paseo o de compras por el Chinatown porteño

Son cuatro manzanas en el barrio de Belgrano, en el radio que abarca las calles Arribeños, Blanco Encalada, Libertador y Juramento, donde podemos internarnos en un lugar desconocido para muchos porteños, por donde pasan más de 20 mil personas cada fin de semana.

Es el Barrio Chino, también llamado Barrio Oriental, por alojar no sólo a chinos, sino también a taiwaneses, japoneses, coreanos, vietnamitas y tailandeses.

Al llegar a Arribeños y Juramento, nos sorprende un arco de ingreso con letras chinas en su fachada, desde donde empezamos a ver los restaurantes, supermercados, puestos callejeros y locales de souvenirs repletos de llamadores que "ahuyentan los malos espíritus". En muchos locales, nos encontramos con vendedores no hablan castellano.

Empezamos a caminar y disfrutamos de montones de carteles escritos en mandarín, entre faroles rojos, lámparas y sombrillas de papel, los gatitos dorados de la "abundancia" que mueven su mano sin cesar, budas, bolas antiestrés y sahumerios a granel.

El arte milenaria del Feng Shui es otro clásico del barrio. La gente llega hasta aquí en busca de objetos para darle armonía a sus hogares, empresas o negocios.

Los supermercados abundan por el barrio, donde encontramos todo tipo de curiosidades, como canastos llenos de garras de gallina (la Argentina es uno de los principales exportadores de este corte que en China es considerado gourmet), cabezas de ganso y paquetes de sangre coagulada.

El mercado mas importante y concurrido es Casa China, donde se puede encontrar hongos shiitake, salsas de soja de toda clase, té en todas sus variedades, sal trufada, pulpa de arándanos, aceite de sésamo, pescados frescos, fideos de arroz y de batata. También harinas varias, cereales, arroces, semillas, hierbas aromáticas, productos orgánicos, aderezos, algas en placas o desmenuzadas, yerba mate (Sol de Oriente) y un sinfín de enlatados y bebidas con etiquetas extrañas, algunas muy recomendables, como la leche de coco o el té con leche, ambas para beberlas bien heladas.

Son muy solicitados los sushi rolls. Los hay de kanikama y queso philadelphia, salmón ahumado y crudo, vegetarianos, y todo tipo.

En las verdulerias, encontramos melón chino, margaritas, clavelinas, raíces de jengibre y nabo, bambú, pepino japonés, maracuyá, mango, lima e inclusive litchi, de piel roja rugosa y pulpa bien dulce.

Para quienes quieren exquisitenes con alcohol, encontramos vino de arroz para cocinar sushi, cerveza japonesa, licor de ciruela y el conocido sake.

Para los que prefieren los puestos callejeros, ubicados generalmente en mesas frente a las fachadas de los mercados, el menú se reduce a bolitas de pescado, pinchos de pollo frito, chow fan, fideos de arroz (y de otras variedades), arrollados (de arroz, hongos y maní) y chorizos de cerdo. No mucho más.